GARDEL SIGLO XX

El ÚLTIMO VIAJE DE CARLOS GARDEL

La llegada de sus restos a la Argentina el 5 de febrero de 1936.

y es un soplo la vida...

La llegada de sus restos al puerto de Buenos Aires

Gardel tenía más ilusiones que un muchacho de veinte años, constantemente hablaba de sus proyectos futuros… no hay duda de eso, pero sin embargo, algún presentimiento rondaba en su alma..., porque se lamentaba a diario de haber emprendido la gira por Sudamérica y lo que realmente deseaba a todo trance era terminarla para retomar nuevamente viaje a Nueva York.

Ante la nefasta noticia que se propagó por el mundo con la muerte de Gardel y la de casi toda su comitiva a excepto de José Maria Aguilar y José Plaja, en el terrible accidente aéreo que le costara la vida a muchas personas, y el más comentado de la década del 30, fué un tremendo hecho que sucumbió la pena de los pueblos apesumbrados, tristeza que aún persiste en los corazones hasta estos días.

Los restos de Carlos Gardel y sus compañeros, fueron sepultados en el cementerio San Pedro, Gardel se encontraba enterrado cerca de la tumba del novelista colombiano Jorge Isaacs.

Ante el dolor de Doña Berta, que se encontraba en Francia cuando la triste y desbastadora noticia, le pide en petición a Armando Defino amigo y apoderado de Gardel: que emprendiera su viaje a Colombia a iniciar las gestiones para repatriar los restos de su hijo, trámites que ante las autoridades municipales y eclesiásticas de Medellin, no presentaron problemas a Defino.

“Por raro capricho del destino Gardel recorrió muerto, el mismo itinerario que él se había fijado en vida” escribe Defino.

El Rey del Tango

Trayecto: travesía de sus restos

La tarde del 17 de diciembre de 1935, el cuerpo de Gardel fue exhumado del cementerio San Pedro,en donde llevaba transcurridos seis meses de sepultura, cuentan las crónicas de la época que la exhumación concluyó a las 23:30 hs de ese mismo día, Defino preparó el ataúd para su largo trayecto, fué acomodado en una caja con revestimiento de zinc dentro de otra caja de madera envuelta en una lona impermeable, para así de esta manera cumplir con los requisitos reglamentarios, los gastos fueron costeados por el gobierno departamental, así lo anunciaba el diario "Heraldo de Antioquía".

“No ocurrió lo mismo con los cuerpos de Le Pera, Barbieri, Riverol y Corpas Moreno. Defino no pudo recobrarlos y fueron repatriados luego por José Le Pera, hermano de Alfredo a mediados de 1937"

El cuerpo de Gardel, fue trasladado a la estación de ferrocarril del "Cauca", esperando el primer tren de la mañana con destino al puerto de Buenaventura, para dar el comienzo de una travesía que duraría casi dos meses rumbo a su destino final… y a donde Carlos había anhelado regresar al concluir la gira.. para ver a su viejecita.

Los diarios y revistas de la época relataban la jornada del cuerpo removido en el cementerio San Pedro y su itinerario “ El cadáver será embalado esta noche” se lee para el diario ( El Colombiano) el mismo que después anunciaba también el trayecto hacia Buenaventura, como en la primera plana del diario (El Tiempo) y ( El Heraldo de Antioquía)

El itinerario pasó por las poblaciones de Amagá y en La Pintada en Antioquía fue colocado en unas berlinas que eran busetas pequeñas, que transportan carga y pasajeros que lo llevaron hasta la localidad de Valparaíso. Berlina: Coche con forma de taza, generalmente de dos plazas, de cuatro (4) ruedas tirados por caballos en andas.

Aquí se complicó el trayecto por falta de carretera “ el equipaje que constaba de tres cajas con sombreros, veinte baúles y su cuerpo, tuvieron que traspasar esta zona compleja y montañosa de Colombia.

"Todo cargado a lomo de las mulas y caballos, en la subida al cerro de Caramanta ” quién lo relata: Rico Salazar.

De allí siguieron viaje a Marmato y Supía, lugar en donde hicieron una escala a pedido de sus fieles que le rindieron una ceremonia especial al ”Rey del Tango“ en frente a una Capilla.

Desde Supía, el cadáver volvió a viajar en berlina y en tren con destino a Buenaventura, donde llega el 29 de diciembre del 35, ahí se embarca en el vapor Santa Mónica ya que la próxima etapa sería Panamá, en donde fue trasladado en el vapor Santa Rita hasta New York.

El ataúd llegó a New York el 7 de enero de 1936, después de trámites con las autoridades norteamericanas, Defino obtuvo los permisos para su velatorio en la Funeraria Hernández calle 114 N° 62 Oeste del Barrio Latino, en donde por una semana le ofrendaron en honor a su memoria, todo el afecto y el cariño de los integrantes de la comunidad hispanoparlante para el cantante tan querido.

"Defino por esos días concedió una entrevista para la prensa de New York, en donde habló de su tan querido amigo y agradeció la hospitalidad en la ciudad"

El día viernes 17 de enero el ataúd fue llevado a Harlem hasta el muelle 48, y se embarcaron sus restos en el buque Pan América que zarpó para la Argentina al día siguiente.

Defino había reservado un camarote aparte para el ataúd, pero una vez a bordo descubrió que iba contra las prácticas de la compañía y que los estibadores, lo habían colocado desordenadamente en la bodega como si fuera una caja de embalaje, o un baúl etiquetado “ innecesario durante el viaje”, motivo por el cual, le hizo una súplica al comisario de a bordo, quién al fin accedió a reacomodar la bodega para que el ataúd estuviera acomodado y aparte, sería un solemne aislamiento.

El comisario, le preguntó a Defino, si era necesario….y Defino le prometió que al llegar próximo a Buenos Aires… entendería porqué…

"Tras hacer escala en Rio de Janeiro y Montevideo, en donde allí le rindieron sentidos homenajes"

Los restos de nuestro Zorzal Criollo llegaban a su Buenos Aires querido el 5 de febrero de 1935.

El buque entró a la dársena alrededor de las 11:30 hs, mientras la multitud acongojada observaba en silencio sus maniobras de arribo.

Ante una desbordante multitud, jamás visto en la historia de nuestro país, en un multitudinario velatorio, que se llevó a cabo en el Luna Park, la congoja masiva de un pueblo que clamaba su fervor y lo lloraban a mares, esas lágrimas que inundaban de fieles aquella avenida Corrientes ensanchada y que debido a sus refacciones estaba programada en su inauguración para el año 1937.

Pero un pueblo de luto, la recorría de punta a punta, hasta el cortejo que trasladaba sus restos hacia su última morada en el cementerio de la Chacarita Buenos Aires (Argentina).

Ante el multitudinario cortejo que era anunciado en medios del mundo y en The New York Times, que publicaba un suceso jamás visto, envuelto en una masa apeñuzcada a medias por los numerosos agentes de policia con cien hombres montados a caballo y entre lágrimas, llantos, desgarradores e infinitos obsequios florales, acompañaban el féretro hacia su última morada.

Algo nunca visto en la historia de nuestro país.

Un acontecimiento muy ansiado, un país que lo esperaba, y una demora de seis meses... para la repatriación de sus restos.

En referencia: a una versión que muchos historiadores y escritores sostienen con respecto a tramas y manipulación política para que en Argentina se olvidaran del “negociado de las carnes”del tratado Roca Runciman algo que ante el Gobierno de Agustin P. Justo, era un escándalo para la época, y ante lo sucedido el senador Lisandro de la Torre fué la principal voz de denuncia ante los hechos y fué revelando detalles escandalosos.

Londoño López, historiador colombiano, nos dice en su investigación: que el presidente Agustín P. Justo armó una trama junto al director del diario Crítica, Natalio Botana, para desviar la atención pública del tema extendiendo lo más posible el viaje del cadáver de Gardel y acompañar el periplo con constantes artículos periodísticos.

Natalio Botana fué quién, no solo ofrecería una amplia cobertura al hecho, sino también prepararían notas en varias ediciones, con artículos especiales referidos a la vida de Carlos Gardel.

Crítica, fué un periódico muy leido por aquel entonces.

Imágen del diario original CRÍTICA, febrero 5 de 1936.